Vivo en una casa que deseé por mucho tiempo, junto a mis hijos Maxi y Sofi, ( a ellos los desée desde siempre). Luego están Patitas y Coco , adoptados.
Vivo en Córdoba, Argentina.
Vivo en la zona oeste de la ciudad, rodeada de verde . Hay música siempre, cómo fondo ( cómo ahora que estoy escribiendo), o cómo protagonista. Muchos estilos, aunque mi alma es rocker. Los chicos también tienen esa sensibilidad, me encanta. Mi vida tiene banda de sonido y tengo ese “super poder” en el que muchos momentos significativos los recuerdo con una canción.
Vivo con una estantería con muchas cámaras fotográficas, las estoy mirando ahora y pienso que debería ordenarlas mejor. La mayoría son analógicas. Hay una que quiero mucho ( en realidad quiero a todas), pero bueno la señorita en cuestión es una Miranda Sensorex, una réflex que usó papá durante qué se yo que cantidad de años para estudiar a fondo los ojos a sus pacientes. Después me la regaló, y me dedicó unas palabras que todavía recuerdo : “Que la use para hacer belleza con la naturaleza”. Ahí empezó la cosa a ponerse más en serio, con ese gesto y con esa cámara.
Vivo con cajas llenas de negativos desordenados , sin fechas ni rótulos. Que alguien me ayude si algún día tengo que buscar uno de hace un par de años atrás. También estoy rodeada de muchos libros que me inspiran, todos empezados, muchos sin terminar.
Hay algunos cuadros y obras hechos por mí conviviendo con los de otros artistas. Varios están apoyados en el piso, me gusta que estén así. No me atrae la formalidad ni lo estructurado y sí todo lo espontáneo.
Vivo mirando y recolectando en las obras de construcción que dirijo los descartes de materiales que van dejando los albañiles en el suelo. Veo tantas cosas ahí, gestos con poesía. Me atrapan, no sé explicar por qué.
Vivo sin que me alcance el tiempo, poco original esto.
Vivo con la intención de ser lo más honesta conmigo posible, y no distraerme de mí misma nunca más.
Vivo con ganas de llegar hasta los cien.